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http://www.inclusivedemocracy.org/journal/vol10/vol10_no1-2_Economic_warfare_the_main_Western_weapon.html

 


 

 

Una respuesta a “ Venezuela y Arabia Saudita logran acuerdo para impulsar estrategia sobre precio del crudo (+Video) ”

 

Antonio G. Rodero on 13 enero, 2015 at 12:15 AM

 

La opinión más generalizada en la prensa mundial NO es que la caída de los precios del barril de crudo esté relacionada con la técnica de fracturamiento hidráulico o “fracking”; sino más bien que la causa es LA SUPRPRODUCCIÓN PETROLERA DE ARABIA SAUDITA, así que no creo que nadie se trague la versión de que sea la miserable cantidad de petróleo de esquisto, obtenido en EE.UU. mediante FRACKING, por muy censurable que esta técnica sea.

 

 

La Caída Manipulada de los Precios del Petróleo: La Guerra Económica es la Principal Arma de Occidente


Por Takis Fotopoulos
Global Research, 08 de diciembre 2014
Traducción: Antonio G. Rodero
Democracia Inclusiva
Temática: Economía global, Petróleo y Energía


El Nuevo Orden Mundial

En la era de la globalización, la guerra económica es el arma principal utilizada por la elite transnacional para integrar en el nuevo orden mundial de la globalización neoliberal a cualquier país que se resista a la pérdida de soberanía económica y nacional que tal integración implica. La conclusión es que sólo la construcción de una unión económica y política de naciones soberanas, como lo fue la concepción original de la Unión Euroasiática, que abarque a las naciones de todo el mundo en la lucha contra un Nuevo Orden Mundial de Globalización Neoliberal, desde Europa y Asia hasta América Latina y el mundo árabe; podría crear condiciones de autosuficiencia y autodeterminación y, al mismo tiempo, un polo alternativo frente al criminal mundo unipolar actual.


En los últimos acontecimientos, se ha hecho evidente que la guerra económica es la principal arma utilizada por la Élite Transnacional, (ET) –es decir, la red de élites basadas principalmente en los países del G-7 que rigen el Nuevo Orden Mundial de globalización neoliberal–, para subordinar a Rusia e integrar a todos los demás países que siguen resistiéndose al proceso: por ejemplo, Irán y Venezuela. Esto incluye no sólo las sanciones económicas habituales, o el bloqueo de nuevos proyectos que faciliten la distribución, como el proyecto South Stream1, sino también, tal como el dramático descenso en el precio del petróleo lo ha mostrado en los últimos meses, una caída inducida de su precio. Este fue el caso de la última reunión de la OPEP cuando Arabia Saudita fue el agente principal de la ejecución de este plan.


Como es bien sabido, Arabia Saudita es el mayor productor y exportador de petróleo y sus acciones en la última reunión de la OPEP fueron decisivas en el logro de la contundente disminución actual del precio. Como lo expresó el editor asociado y principal comentarista económico del Financial Times, celebrando el hecho de que Rusia, Irán y Venezuela podrían verse especialmente afectados (“Dos hurras por la fuerte caída de los precios del petróleo” fue el elocuente título de su artículo), Arabia Saudita fue el país que ocasionó tan drástico acontecimiento:

“Particularmente importante podría ser el impacto sobre los países exportadores netos de petróleo. Entre los productores vulnerables hay regímenes que a algunos les gustaría muchísimo ver debilitados, en primer lugar entre ellos la Rusia de Vladimir Putin… Para sostener los precios del petróleo, la OPEP necesitaría reducir la producción en cerca de 1 millón de barriles diarios. Pero Arabia Saudí se ha negado a hacerlo. Esto es lo que ha provocado la reciente caída de los precios del petróleo”.[1]

Sin embargo, Arabia Saudita no sólo es un actor muy importante en el mercado petrolero. También es uno de los gobiernos, política e ideológicamente, más absolutistas del mundo.


Políticamente, controlan el sistema como una monarquía absoluta, de una familia, donde el rey, quien también es presidente del Gobierno, combina las funciones legislativas, ejecutivas y judiciales, con los decretos reales que forman la base de la legislación del país; mientras que los numerosos miembros de la familia real (que incluye al menos 7.000 príncipes) dominan todo el sistema político. Este hecho no impide, por supuesto, que la Elite Transnacional –bien conocida por su lucha por la “democracia” en todo el mundo– apoye plenamente a este régimen y acuse, en cambio, de absolutismo a Rusia–.

 

Ideológicamente, casi una cuarta parte de su población son salafistas (NT2: El salafismo es un movimiento suní, fundamentado en el Corán y la Sunna, que reivindica el retorno a los orígenes del islam) y la mayoría del resto son wahabíes (La corriente wahabí es la más poderosa y severa de las corrientes fundamentalistas del islam. Probablemente defiende la interpretación más intolerante, en toda la historia, del islam), aunque las diferencias entre ellos parecen similares a las absurdas entre teólogos cristianos de la Edad Media. La esencia es que ambos representan el enfoque más puritano o conservador del Islam. Como expresó un analista, “la mayoría de los salafistas llenan las filas de los grupos llamados devotos o quietistas”, que predican la obediencia a un gobierno, aunue sea corrupto o autocrático, con tal de que se autodenomine musulmán. El objetivo es evitar el peor de los estados: la fitna3 o poner en duda la unidad de la comunidad de los fieles “[2]

Por lo tanto, no es extraño que Arabia Saudita y su ideología fueran abrazadas con entusiasmo por Occidente, en la era pre-globalización, como una herramienta útil para combatir la influencia soviética, así como el socialismo panárabe, y por la Elite Transnacional en la era de la globalización, como una herramienta útil para luchar contra las naciones que se resisten a la abolición de su soberanía en el Nuevo Orden Mundial de la globalización neoliberal. Esto se vio claramente, por ejemplo, cuando Arabia Saudita apoyó en todo lo posible a la yihad salafista, que masacró a los pueblos de Libia y Siria, y sólo dejó de apoyar recientemente a su cría, ISIS, cuando se conviertieron en blanco de la Elite Transnacional (ET) por tratar de seguir su propia línea en la construcción de un Estado islámico.[3] Como era de esperar, los métodos utilizados por ISIS, como la decapitación repetidos hasta la saciedad en los medios de la ET con el fin de aterrorizar a las clases medias occidentales y justificar su “guerra contra el terrorismo”. De hecho es algo que ha sido practicado durante años por su cliente el régimen saudí, sin que a nadie en el “civilizado” occidente le molestara mucho el asunto, siempre que pudieran seguir expandiendo su altamente rentable negocio de venta de armas al régimen. Como otro analista describió al régimen saudí en un análisis muy confirmado:

A día de hoy, Arabia Saudí realiza bárbaras ejecuciones tanto contra criminales como enemigos políticos, incluidas víctimas acusadas de “brujería y hechicería” en la bien llamada, “Plaza Chop-Chop”, de la capital –Riad- donde las decapitaciones son realizadas por espadachines con capucha…. El brutalmente represivo aparato de seguridad interna de Arabia Saudita, es creación de asesores y operadores estadounidenses. Su ejército, tanto encubierto como convencional, también es armado gracias a ventas de armas astronómicamente grandes (incluyendo la venta más reciente considerada la más grande en la historia de Estados Unidos) por sus aliados de Wall Street y Londres. Las atrocidades cometidas por el déspota régimen saudita son facilitadas directamente por asesores, operadores, y armas estadounidenses. Arabia Saudita también acoge al ejército de Estados Unidos, una fuerza considerable hasta que se extendió entre los regímenes despóticos satélites de Qatar (véase Aljazeera), Bahrein, Omán y los Emiratos Árabes Unidos.[4]


Por supuesto, quienes celebraron la dramática caída en el precio del petróleo, no sólo fueron economistas del régimen ya que incluso a escalones superiores de la élite económica transnacional, como la jefa del FMI, también se les hizo difícil disimular su alegría al describir el impacto de este evento. Por lo tanto, tal como lo explicó Christine Lagarde, una caída del 30 por ciento en los precios del petróleo se traduce en un alza de 0,8 por ciento de crecimiento en “la mayoría de las economías avanzadas”, y “probablemente de 0,6 por ciento para los EE.UU.”, y luego pasó a dar más detalles de las implicaciones para Estados Unidos y Rusia:

Para Estados Unidos, los bajos precios de la energía podrían ayudar a estimular un crecimiento de 3,5 por ciento el próximo año, a partir del pronóstico de octubre de 3,1 por ciento … Para Rusia, las exportaciones de petróleo y gas equivalen al 68 por ciento de sus exportaciones totales, y el 50 por ciento de sus ingresos federales. Rusia ya ha gastado casi $ 90.000 millones de sus reservas de divisas en 2014, o un 4,5 por ciento de su economía para mitigar la caída del rublo que ha perdido más de un 40 por ciento desde el comienzo del año.[5]


No es extraño que los medios de comunicación de la ET celebren el descenso previsto de los ingresos reales, según lo descrito por Alexei Vedev, viceministro de Economía de Rusia. Por lo tanto, Vedev, suponiendo que las sanciones se mantengan a lo largo de 2015, algo que implica que los mercados de capital para la mayor parte de los bancos y empresas rusas permanezcan cerrados, predijo que el país, a finales de año estaría en recesión, la primera desde 2009. El tamaño de esta recesión será mayor cuanto menor sea el precio el año que viene, pero incluso si se mantiene alrededor de $ 80 (una suposición bastante optimista debido a la inflación, que ya es bastante alta, como resultado de la devaluación el rublo), se espera que los ingresos reales caigan en torno al 3%. Además, dado que los mercados de capital siguen abiertos, la fuga de capitales de Rusia continuará y se espera salidas de capital por $ 125 mil millones para este año [2014], lo que podría aumentar en $ 90 mil millones en 2015.
[6] El Financial Times es (normalmente) más franco que los periódicos occidentales liberales de “izquierda” al expresar sus deseos más profundos de una “revolución de terciopelo” en Rusia como resultado de la crisis que se intensifica y abiertamente plantea la cuestión de si “la popularidad de Putin puede capear una tormenta económica perfecta y una caída de los ingresos reales que llegará a las familias de clase trabajadora en regiones que apoyan al presidente”.[7]


Por tanto, está claro que la acción de Arabia Saudita para precipitar la dramática caída del precio del petróleo está lejos de ser accidental. Por otra parte, no ha sido motivada por un intento saudita de mantener su posición dominante en el mercado petrolero, supuestamente amenazada por la producción de petróleo de esquisto de Estados Unidos. Esta explicación, dada por la facción ‘globalista’ dentro de la élite de Rusia y la “izquierda” liberal en Occidente, fue en realidad una coartada utilizada por la propia ET y los saudíes a fin de ocultar el verdadero objetivo de esta acción. Es decir, el uso de los precios del petróleo como un arma muy eficaz de la guerra económica con el fin de forzar a Rusia y regímenes asociados (como Irán y Venezuela) resistentes ya sea a someterse al gobierno de la ET, o a enfrentarse a una severa recesión económica, posiblemente (dependiendo del tiempo que el precio del petróleo se mantenga en niveles muy bajos) que bien podría llevar a “revoluciones de terciopelo” en todos estos países y, posiblemente, a cambios de régimen. La “explicación” alterna en términos de una supuesta “guerra” entre Arabia Saudita y EE.UU. no sólo “olvida” la naturaleza de cliente de aquella con este, sino también el simple hecho de que tal acción sólo podría tener un efecto temporal. Es evidente que, en el momento en que el precio del petróleo comience a subir de nuevo por razones políticas o económicas -esto no tiene nada que ver con “leyes” o “tendencias” como la teoría de la catástrofe del “zenit petrolero” ‘y semejantes
[8] – la producción de petróleo de esquisto, por supuesto, se reanudará con venganza.


En realidad, la drástica caída en el precio actual del petróleo es parte de un plan a largo plazo para obligar a la parte “nacionalista” de la élite rusa a someterse al dominio de la Elite Transnacional, a pesar de las aspiraciones de la inmensa mayoría del pueblo ruso que la sigue. Esto se vio claramente cuando esta mayoría acogió con entusiasmo el único verdadero contrataque hasta ahora contra el continuo e intenso ataque de la Elite Transnacional contra Rusia, es decir, la reintegración de Crimea.


El plan a largo plazo para golpear a Rusia en el frente económico se demuestra por el esfuerzo sistemático de la ET para socavar la única exportación efectiva del país desde que la destrucción catastrófica de la economía rusa, tras el colapso de la URSS y la creciente dependencia de Rusia desde entonces de las importaciones para ni siquiera cubrir las necesidades básicas de su población. Este fue un colapso no en el sentido de que el régimen soviético no pudiera cubrir, al menos, las necesidades básicas de su población. De hecho, lo contrario podría ser demostrado incluso por una investigación occidental fiable en el momento.
[9] Sin embargo, todavía no logró cubrir con eficacia necesidades no básicas y, más aún, crear las condiciones de una verdadera democracia obrera. Esto, combinado con una campaña económica contra la URSS, usando (otra vez) La dramática caída en el precio del petróleo, sino que además, como la caída del precio no fue suficiente en el momento, dada la autonomía de la URSS) la carrera armamentista llevó inicialmente a la toma del poder por la facción globalista de la élite rusa bajo Gorbachov (quien efectivamente quería una especie de capitalismo híbrido chino post-Mao con “comunismo”) y, finalmente, al favorito de la ET-, Boris Yeltsin. Como dijo Engdahl, “ahora vemos una evidencia que claramente indica que hubo un golpe de Estado de la CIA respaldando a Boris Yeltsin como el hombre de Washington, con el fin de desmantelar totalmente la economía rusa después de 1990″.[10] Es en este sentido que se puede hablar de un colapso de la URSS, dado que los partidarios naturales del régimen, la clase obrera, no se movilizó para detener los planes que llevaron a la destrucción, no sólo de la revolución socialista sino de la propia economía rusa.


Por consiguiente, no fue sólo la cancelación actual de la ET del intento ruso de eludir a Ucrania (que, por el momento es, a todos los efectos, un protectorado formal), a través del gasoducto South Stream –Gracias a la exitosa “presión” de la UE sobre su protectorado informal, Bulgaria. De hecho, una historia similar ocurrió hace unos años con otro protectorado informal de la UE, Grecia, cuando se canceló el oleoducto Burgas-Alexandroupolis, a raíz de una fuerte presión de la ET, a través de su componente en la UE. Ese fue un proyecto para transportar petróleo ruso desde el puerto búlgaro de Burgas en el Mar Negro al puerto griego de Alexandroupolis en el Egeo, lo cual era una ruta alternativa importante para el petróleo ruso, sin pasar por los estrechos turcos. Aunque el proyecto fue descrito como uno de los oleoductos más cortos a través de terreno llano y por lo tanto uno de los más baratos y rentables,
[11] y el acuerdo fue firmado en Atenas en 2007 por el presidente Putin y PM Karamanlis, la ET, que ya había planeado (mucho antes de la crisis de Ucrania) una drástica reducción de la dependencia de la UE del petróleo ruso, fue tan lejos como, efectivamente, sustituir a Karamanlis por un instrumento, mucho más obediente, Yorgos Papandréu4, en realidad, un producto de las élites estadounidenses-sionistas. Papandreu no sólo torpedeó este acuerdo tan fructífero para el pueblo griego que podría haber reducido la dependencia absoluta de Grecia de la ET y abrir la puerta a una posible entrada futura en la Unión Euroasiática, sino también, tuvo un papel destacado en la movilización de la catástrofe económica griega. Así, fue el propio Papandreu quien invitó al FMI (tal como lo reveló el entonces director del FMI Dominique Strauss-Kahn, a “ayudar” a Grecia), a pesar de que el problema griego de solvencia no era conocido públicamente en el momento y de acuerdo con varios expertos el rescate todavía era evitable, sin la catastrófica “ayuda” de la ET y su troika. Claramente Papandreu, así como su sucesor Papadimos, quien también era un hombre de la ET, tuvo un papel muy sucio en la precipitación de la catástrofe económica griega – aunque, por supuesto, las causas subyacentes fueron sistémicas y tenían que ver con la integración de Grecia en la UE.[12]


La conclusión es que, si bien los actuales acuerdos con China y Turquía con el objetivo de crear nuevos mercados para las exportaciones de energía de Rusia son actos útiles de defensa, no pueden tomarse en modo alguno como soluciones al problema que subyace en todos los síntomas anteriores: el hecho de que Rusia, a pesar de que todavía posee un grado mucho mayor de soberanía económica y nacional que China, (por no hablar de Turquía, cuyo ejército es completamente dependiente de su patrón estadounidense), todavía se caracteriza por un alto grado de dependencia económica del Nuevo Orden Mundial. La alegre “izquierda” liberal en Occidente, que, junto con la facción globalista en Rusia, celebra como “victorias” los acuerdos con China y Turquía, simplemente no puede entender la diferencia crucial entre un aliado y un socio de negocios.
[13] Como bien dijo Alexey Maslov, Jefe del Consejo de Expertos ruso-chinos, “China no es un aliado”[14] y lo mismo se aplica a los BRICS o a países como Turquía, que también tiene intereses geopolíticos propios en el Oriente Medio, muy diferentes de los de Rusia. Así, aunque la facción globalista dentro de Rusia, así como los compañeros de viaje de la “izquierda” en el extranjero tratan de confundir la cuestión, hay que distinguir claramente los aliados de los socios de negocios. Los países BRICS podrían ser perfectamente buenos socios de negocios para Rusia (siempre, por supuesto, que sus intereses económicos coincidan, o por lo menos sean paralelos), pero un asunto completamente diferente sería si fueran aliados de Rusia en una intensificación del conflicto con la ET, lo cual podría poner en peligro sus intereses económicos.


Por lo tanto, sólo la construcción de una unión económica y política de naciones soberanas como fue la concepción original de la Unión Euroasiática, que abarcaría a naciones de todo el mundo luchando aún contra el Nuevo Orden Mundial de una globalización neoliberal, de Europa y Asia hasta América Latina y el mundo árabe; podría crear condiciones de autosuficiencia y autodeterminación y, al mismo tiempo, un polo alternativo al actual mundo unipolar criminal. Esta es la única manera de desactivar efectivamente el arma económica de Occidente, que llevó con éxito a la caída de la URSS y hoy amenaza con un destino similar las aspiraciones del pueblo ruso de una Rusia soberana.


* El contenido original también se publicó simultáneamente en Pravda. Fue editado por Jonathan Rutherford.

 


Notas

1. El South Stream fue un gasoducto propuesto para el transporte de gas natural desde Rusia por el Mar Negro a través de Bulgaria, hasta Italia y Austria. El proyecto, en parte sustituiría a la prevista ampliación del Blue Stream que va desde Turquía a través de Bulgaria y Serbia hasta Hungría y Austria, y es visto como rival del Gasoducto Nabucco. La terminación estaba prevista para antes del 2015; pero fue formalmente cancelado por el presidente Vladimir Putin.
2NT: Nota agregada por el traductor.
3NT: Fitna: División y guerra civil en el seno del islam.
4. Yorgos Papandréu (en griego Γιώργος Παπανδρέου; Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos, 16 de junio de 1952), también conocido por su nombre completo Georgios Andreas Papandréu  o como George Papandreou (adaptación inglesa), es un político y sociólogo griego. Presidente del Movimiento Socialista Panhelénico, fue primer ministro de Grecia desde 2009 hasta su dimisión en 2011, tras haber sido ministro griego de Exteriores desde 1994 hasta 2004.

 


 

[1] Martin Wolf, “Dos hurras por la fuerte caída de los precios del petróleo”, Financial Times, 12/02/2014.

[2] François Burgat, “salafistas, últimos en la línea islamista”, Le Monde Diplomatique, julio de 2010.

[3] Véase Takis Fotopoulos, “Objetivos reales de la Elite Transnacional en Siria”, Pravda.ru, 13/10/2014.

[4] Tony Cartalucci, “Introducción a los déspotas del Estado del Golfo: 10 datos sobre Arabia Saudita”, Destructor de tierra, 09/08/2012

[5] “Tumbar los precios del petróleo ‘neto positivo” para los países avanzados, riesgo para Rusia – jefe del FMI “, RT, 12/02/2014,

[6] Angela Monaghan & Julia Kollewe, “La economía rusa lista para reducirse en 0,8% el año que viene”, The Guardian, 12/03/2014.

[7] Neil Buckley, “¿Puede la popularidad de Vladimir Putin capear una tormenta económica perfecta?”, Financial Times, 03/12/2014.

[8] Takis Fotopoulos, “teorías de Desastres y crisis: el caso del cenit del petróleo”, Revista Internacional de la Democracia Inclusiva, Vol. 7, No. 2/3 (verano / otoño de 2011)

[9] Véase, para referencia, de Takis Fotopoulos, “La catástrofe de la mercantilización”, Democracy & Nature, Vol. 5, No. 2, (julio de 1999).

[10] “Objetivo de defensa stadounidense antimisiles – la posibilidad de un primer ataque nuclear contra Rusia”, RT, 11/10/2014,

[11] Christos Dimas, “Proyecto Oleoducto Burgas-Alexandrópolis”, tercera cumbre Europa Energía Emergente: Bapline, 11/08/2007.

[12] Véase Takis Fotopoulos, Ucrania, el ataque a Rusia y la Unión Euroasiática (publicada en breve)

[13] see e.g. Pepe Escobar, “Exit South Stream, enter Turk Stream, RT, 3/12/2014.

[14] It was Ukraine that attacked Russia, China believes”, Pravda.ru, 3/12/2014.