LOS OBJETIVOS DE LA DEMOCRACIA INCLUSIVA


I. La causa fundamental de la actual crisis multidimensional (política, económica, social, ecológica, cultural) es la concentración de poder en manos de diversas élites, la cual se mantiene y reproduce gracias a las dinámicas del sistema de la economía de mercado (en su actual forma internacionalizada) y su complemento político, la “democracia” representativa, es decir, el sistema político y económico que surgió en Occidente hace sólo dos siglos.

II. Por lo tanto, la superación de la crisis crónica que comenzó con el surgimiento de este sistema, y que se ha agravado en los últimos años con la internacionalización de la economía de mercado, no es posible a través de la reforma del sistema -como sostienen utópicamente algunos movimientos civiles, organizaciones y partidos ecologistas, quienes en última instancia funcionan del mismo modo que los apologistas del sistema. La superación de la crisis sólo es posible a partir de la creación de una nueva forma de organización política, social y económica que asegure la distribución igualitaria del poder entre los ciudadanos en todos los ámbitos (político, económico, social y cultural). La Democracia Inclusiva, por lo tanto, no es simplemente una nueva utopía sino una nueva forma de organización social que tiene el objetivo de asegurar una distribución igualitaria del poder en todos los ámbitos y, consecuentemente, la superación final de la crisis multidimensional actual. El objetivo último es la creación de un orden democrático mundial basado en confederaciones de democracias inclusivas que reemplace el orden mundial jerárquico vigente.

III. La democracia inclusiva constituye la forma más completa de democracia ya que garantiza las condiciones institucionales necesarias para una democracia política (o directa), una democracia económica, una democracia en el ámbito social y una democracia ecológica. A nivel subjetivo, la democracia inclusiva se basa en la elección consciente de la autonomía por parte de los ciudadanos, y no en dogmas, religiones y sistemas irracionales o sistemas teóricos cerrados que descartan o excluyen cualquier  cuestionamiento de los fundamentos últimos de estas creencias –piedra angular de la democracia.

IV. La democracia política supone la creación de instituciones de democracia directa, de tal manera que todas las decisiones sean tomadas por asambleas demóticas (es decir, asambleas locales de ciudadanos en el ámbito del demos) que se confederan en el ámbito regional, nacional, y finalmente en el ámbito continental y global mediante delegados, que pueden ser inmediatamente revocados por las asambleas demóticas. La función de las asambleas regionales, nacionales y confederales es sólo implementar y coordinar las políticas decididas por las asambleas demóticas. La democracia política garantiza, por lo tanto, la reintegración de la sociedad con la política y reemplaza al Estado como una autoridad separada y por encima de los ciudadanos –una estructura que, esencialmente, ha convertido a los ciudadanos en súbditos.

V. La democracia económica supone la creación de instituciones de propiedad colectiva de los recursos productivos (es decir, la fuente de la riqueza social) y un control colectivo sobre estos a través de las asambleas ciudadanas. El sistema de la economía de mercado, que ha llevado a la actual concentración de la riqueza en manos de unos pocos, así como al desempleo, el subempleo, la inseguridad, la degradación de los servicios sociales y la catástrofe ecológica, debería ser reemplazada por nuevas instituciones de control democrático de los medios de producción con el objetivo de cubrir las necesidades básicas de todos los ciudadanos, así como de asegurar la plena libertad de elección individual respecto a cubrir sus necesidades no-básicas, de acuerdo a su elección respecto al trabajo y al tiempo libre. Una democracia económica garantiza, por lo tanto, la reintegración de la sociedad con la economía y reemplaza la economía de mercado-monetaria, que divide a los ciudadanos entre los privilegiados, que pueden satisfacer sobradamente cada una de las necesidades reales o imaginarias que pudieran tener, y los no privilegiados, que no pueden satisfacer ni siquiera sus  necesidades más básicas.

VI. La democracia en el ámbito social supone la creación de instituciones de autogestión en las fábricas, oficinas y lugares de producción en general, así como en instituciones educativas y culturales (medios de comunicación, arte, etc.). Los consejos de trabajadores, consejos de estudiantes, etc., aseguran la autogestión en los lugares de producción y en los centros educativos, guiados por los objetivos generales fijados por las asambleas ciudadanas, así como por las preferencias de los ciudadanos como productores pero también como consumidores. Un modelo que describe cómo podría funcionar una democracia económica en general, y concretamente cómo las decisiones de los ciudadanos como miembros de las asambleas demóticas pueden interrelacionarse con las decisiones de los ciudadanos como miembros de las instituciones de autogestión, se describe en el número 2 del volumen 3 de la revista Democracy & Nature y, más detalladamente, en el capítulo 6 del libro Hacia una democracia inclusiva (Nordan, Montevideo, 2002).

VII. La democracia ecológica supone la creación de unas instituciones y de una cultura que aseguren la reintegración de la sociedad con la naturaleza. Esto significa que el objetivo de la actividad económica ya no será el actual “desarrollo” eco-catástrofico que es necesario por las exigencias de competencia y lucro, sino la satisfacción de las necesidades de todos los ciudadanos de manera que se consiga una verdadera calidad de vida que solo una relación armoniosa entre la sociedad y la naturaleza puede garantizar. La democracia ecológica, por lo tanto, no se puede lograr dentro del actual sistema de economía de mercado y la consecuente “economía de crecimiento”, ni dentro de ningún sistema enfocado en el crecimiento, como el sistema centralizado del “socialismo real”.

VIII. La Democracia Inclusiva no es el resultado de un despliegue dialéctico de la naturaleza o la sociedad determinado por algunas “leyes” o “tendencias” de la evolución natural o social, ni tampoco otra utopía como las que a menudo aparecen en el espectro libertario. La Democracia Inclusiva, por lo tanto, es incompatible con cualquier sistema teórico cerrado y, por supuesto, con cualquier irracionalismo, sea este religioso o no. El proyecto de la Democracia Inclusiva propone la construcción de un movimiento masivo que sea la síntesis así como la superación del movimiento social por la democracia, la autonomía y el socialismo por un lado y los nuevos movimientos sociales por la igualdad en relación al genero, la raza y la etnia por otro.

IX. La transición hacia la democracia inclusiva presupone, por lo tanto, la creación de un movimiento masivo a nivel local, regional, nacional, y finalmente a nivel continental y global, con el objetivo de reemplazar el sistema de la economía de mercado y la “democracia” representativa, por instituciones de democracia directa, económica, ecológica y social. Este movimiento interviene en todos los ámbitos (político, económico, social, ecológico y cultural) con la intención de crear nuevas instituciones y cultura. Esta intervención no se manifiesta sólo a través de la creación de formas de vida individual o social alternativas (“para dar ejemplo”), la acción directa, o la participación en elecciones locales, sino por la combinación de éstas y otras formas de acción similares –con la condición de que todas estas actividades sean una parte integral de un programa político global de cambio social radical a favor de la democracia inclusiva. La participación en elecciones locales (las únicas elecciones compatibles con los objetivos de la Democracia Inclusiva) tiene sólo el objetivo de crear unas instituciones y una cultura basadas en la DI a una escala social significativa. El objetivo último es la creación de un contrapoder en relación al sistema existente, a través del desarrollo de una conciencia masiva provocada por la lucha contra las instituciones existentes, así como por la lucha por las nuevas instituciones y por la misma creación de éstas instituciones. Cuando la mayoría de los ciudadanos haya aceptado los principios de la organización democrática y participe masivamente en las nuevas instituciones, ningún poder sobre la Tierra podrá detener el colapso del viejo sistema de concentración de poder en pocas manos –la causa de todos los problemas para la mayor parte de la especie humana (la estrategia de transición hacia una democracia inclusiva se explica detalladamente en el número 1 del volumen 8 de la revista Democracy & Nature).

X. El objetivo a medio plazo es la construcción de una Red de Ciudadanos para la Democracia Inclusiva que tendrá el propósito de crear una conciencia democrática alternativa, a través de la intervención política así como de actividades culturales, con el fin último de contribuir a la creación de un vasto movimiento político de transición hacia la democracia inclusiva. Un primer paso en esta dirección podría ser la creación de grupos de estudio que proporcionen a los activistas la oportunidad de profundizar su conocimiento sobre los diversos aspectos del proyecto de la Democracia Inclusiva, incluyendo el aspecto crucial de la estrategia y las tácticas.



www.democraciainclusiva.org

a contra las instituciones existentes, así como por la lucha por las nuevas instituciones y por la misma creación de éstas instituciones. Cuando la mayoría de los ciudadanos haya aceptado los principios de la organización democrática y participe masivamente en las nuevas instituciones, ningún poder sobre la Tierra podrá detener el colapso del viejo sistema de concentración de poder en pocas manos –la causa de todos los problemas para la mayor parte de la especie humana (la estrategia de transición hacia una democracia inclusiva se explica detalladamente en el número 1 del volumen 8 de la revista Democracy & Nature).

X. El objetivo a medio plazo es la construcción de una Red de Ciudadanos para la Democracia Inclusiva que tendrá el propósito de crear una conciencia democrática alternativa, a través de la intervención política así como de actividades culturales, con el fin último de contribuir a la creación de un vasto movimiento político de transición hacia la democracia inclusiva. Un primer paso en esta dirección podría ser la creación de grupos de estudio que proporcionen a los activistas la oportunidad de profundizar su conocimiento sobre los diversos aspectos del proyecto de la Democracia Inclusiva, incluyendo el aspecto crucial de la estrategia y las tácticas.



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